Después de una apuesta acalorada, finalmente llega a satisfacer su deseo. Él se sumerge ansiosamente en la tarea, lamiendo y chupando hábilmente cada centímetro de las bolas de sus parejas, dejándolas brillando y satisfechas.
Después de una acalorada apuesta, el perdedor fue obligado a mostrar su sumisión de la manera más humillante.Se arrodilló ante su contrincante, dispuesto a cumplir su obligación.El vencedor, con un sonriso en la cara, presentó sus huevos para que el perdedora los adorara.El perdedor, pese a su vacilación inicial, comenzó a lamer y chupar los huevos con un fervor que nunca había mostrado antes.Su lengua bailaba sobre la piel sensible, provocando y tentando.El vendedor gemía de placer al sentir la boca y lengua cálidas en sus huevos.Los ojos del perdedor se llenaban de una mezcla de repulsión y excitación, su cuerpo temblaba por la extraña sensación.El venidero disfrutaba a cada momento, reviviendo en la humillación de sus amigos.El perDedor, por otro lado, se perdía en el placer, su mente nublada por el extraño deseo que se había apoderado de él.La sesión terminó con el vencedor viniéndose en la cara de los perdedores, sellando su apuesta con un sabor a su leche.