Entra en un mundo donde la pizarra del profesor es un lienzo de fantasías en las que no se te permite pensar. Esta categoría saca el lado de la persuasión por el cual los educadores se convierten en persuasores o podemos decir bronceadores. Mira a los estudiantes dominados por sus mayores tanto como los alumnos hambrientos de conocimiento. Esto no significa que los asuntos se limiten solo a las aulas, las oficinas o incluso los vestuarios podrían ser parte de la juerga. Por eso esta categoría puede llamarse un aprendizaje provocativo y muy sexy sobre lo prohibido y lo inesperado. Aquí, el plan de lecciones siempre está repleto de alegría y la tarea siempre es kinestésica. Esto luego nos lleva al aula de la lujuria sin ningún deseo de moderación.